Reflexiones sobre el prácticum en EOI

¡Buenas!

Bienvenid@s a mi blog. 

Hoy es un día importante para los masterandos de FPELE UB-UPF: ¡ya puede decirse que hemos terminado el primer curso!🎉 

En la presente entrada reflexionaré sobre mi prácticum en la clase de cuarto curso de ELE de la Escuela Oficial de Idiomas de Barcelona Vall d'Hebron (abril de 2018). Para ello, voy a centrarme en responder a las preguntas que la Dra. González Argüello propuso a principios del segundo semestre, con el fin de que una vez terminadas las prácticas docentes comparásemos nuestras respuestas de entonces con las de ahora. 

Fotografía del autor de este blog tomada durante el prácticum.

¿De qué me siento seguro?

Antes de realizar el prácticum, dije que tenía confianza en mis conocimientos lingüísticos para resolver dudas y en mi empatía y paciencia para tratar a los alumnos. En cuanto a lo primero, actualmente no me siento tan seguro, porque precisamente tras haberme enfrentado a las prácticas docentes puedo afirmar que todavía tengo mucho que aprender. O, en otras palabras, sé gramática, pero no sé cómo explicarla sencilla y didácticamente. 

Por lo que respecta al trato con los alumnos, hubo quienes elogiaron mi tranquilidad y seguridad en el aula, hecho que me sorprendió ya que pensaba que los nervios me jugarían una mala pasada. Ahora bien, la gestión de las emociones en el aula es compleja, puesto que expresar francamente los sentimientos puede ocasionar conflictos innecesarios.

¿Qué sé cómo solucionar?

Con anterioridad a las prácticas indiqué que, aparte de disponer de una base sólida de gramática, sabía buscar información bibliográfica. Con referencia a lo ocurrido en la escuela, de poco me sirvió para gestionar el aula –alguna que otra consulté a la RAE, eso sí–. Sin embargo, me di cuenta de que supe gestionar bien el tiempo. Para poder afirmarlo me remito a que la ejecución de la secuencia de cada día fue fiel a lo planificado; si era menester se alargaba una actividad, así como si era prescindible se omitía. Además, aprendí a identificar necesidades del alumnado durante el monitoreo, una competencia que considero esencial para cualquier profesor y que únicamente puede adquirirse en el «campo de batalla».

¿En qué me considero bueno?

Antes de haber impartido clase destaqué mi saber hacer en cuanto al componente sociocultural del aula. Tal y como bien sabéis, me formé en lengua y cultura de Asia, por lo que evito estereotipar y hacer juicios de valor por diferencias culturales, de género o de nacionalidad. Una vez hechas las prácticas, me sigo considerando bueno en este aspecto, ya que evité, dentro de lo posible, modificar mi actitud en función del género o la nacionalidad de mi interlocutor. Asimismo, las prácticas me permitieron cerciorarme de que puedo gestionar un aula de 30 alumnos, hablar en público con seguridad y transmitir adecuadamente mi mensaje –explicaciones y instrucciones– a la audiencia.

¿Qué es lo que no sé?

Hace unos meses me agobiaba mi falta de fundamentos metodológicos para dar clase. Me preguntaba: ¿mi secuencia gustará a los estudiantes? ¿funcionarán las actividades? Actualmente, las prácticas me han enseñado a diagnosticar si la clase avanza o no gracias a la observación e interacción con los alumnos y a su reflexión didáctica in situ y a posteriori. Sin lugar a duda, hay todavía muchas cosas que no sé, pero he ganado mecanismos de autoreflexión para identificar errores en mi propia práctica docente o carencias de los alumnos que deben trabajarse.

Otro punto que me inquietaba –y que sigue haciéndolo– era mi falta de contenido gramatical y bagaje cultural. No obstante, el paso de los años me dará más experiencia para llenar mi maleta de profesor. Por ende, este punto no me preocupa especialmente, sino que lo considero un reto más de la carrera profesional de cualquier docente novicio.

¿Qué me preocupa? 

La respuesta que di cuando me planteé esta pregunta era la falta de creatividad y mi inseguridad para hablar en público. Esto último queda claro que ya está superado, ahora bien, por lo que respecta a mi capacidad creativa el prácticum me ha hecho ver que soy una persona que abusa del libro de texto. Por esta misma razón, me apoyé mucho en mi compañero, quien era muy ingenioso creando materiales para clase. Por tanto, entiendo que debo ejercitar más mi creatividad, ya que esta desempeña un rol clave para modernizar y adecuar actividades a las necesidades de los alumnos y amenizar el aula.

🌸🌸🌸

Aquí termina mi última entrada del primer curso. Durante los siguientes meses de verano me tomaré un descanso del blog. Así pues, me despido de todas y todos los que me habéis leído hasta hoy, y os doy las gracias por el tiempo invertido. 

Que tengáis un dulce y paradisíaco verano😊

Fotografía tomada en Formentera, en septiembre de 2017. ¡Feliz verano!



Á.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El lenguaje formulaico

Cómo elaborar rúbricas de evaluación

TFM entregado, máster acabado